jueves, 21 de octubre de 2010

Reflexiones de ducha.

Podría explicarlo como esa sensación de iluminación, donde la vida pasa por delante de los ojos cual haz de luz, cual golpe en el estómago, como un evidente mensaje que con ferviente deseo se esperaba.
Pero al margen de esta lucha a muerte que se produce entre la intrigante verdad, y el asombro absoluto, me encontré delante de la orgásmica felicidad, en el sentido francés del término, un susto de muerte seguido de contracciones en lo profundo del corazón, una sudoración en las manos, una tranquilidad inconfundible, un deseo de no desear nada más; ahí estaba yo, mirándole fijo, mientras ella hablaba sin tiempo y sin lugar, simplemente con su aroma peculiar. Me pregunté luego si tenía sentido lo que me preguntaba, y así mismo era, une petite mort, pero en el sentido existencialista.
Era la hora de la ducha en la que me oraba: "Me estoy bañando, me limpio el cabello, enjabono la esponja mientras el agua sigue corriendo". Con esto no me refiero a un encuentro sexual, sino al pensamiento mismo; estaba yo odiándola, por ser tan hermosa, por mostrarme mi ingratitud,  ¿A quién odiaba?
Había transpirado, hacía calor, el viento reconfortante, un par de risas, y no tenía motivos por los cuales desencadenar una rabieta, ni siquiera me enojaba no estar enojada, aunque sabía que había un único culpable, que no era el amor, el invierno que me congela el pecho y los pies, el colchón en el que no puedo dormir bien, la batería del celular que se acaba, simplemente era ella, inspiradora, melancólica, perfecta con luna redonda, la había sentido como nunca en mis huesos, para mí había llegado la primavera.

domingo, 10 de octubre de 2010

¿Qué hace Usted cuando está deprimido?

Es una pregunta al mejor sentido "¿Quién quiere ser millonario?" , pero en este caso no tenemos un enamorado con mucha suerte, sino... otra pregunta ¿qué tenemos acá? 
Dentro de las cosas imposibles de responder a mí me devienen las matres del dilema existencial. A esto voy a responder por partes, ya que en una sola conjetura no lo podría explicar precisamente, sin dejar de lado muchas cosas.
Cuando devino consciente un recuerdo de una persona en particular, muy similar a la que hablaba conmigo en ese momento, me pregunté qué hacía parada viéndolo con los mismos ojos de amor, esperando que su deseo se dirigiere a mí, de la misma forma que esperaba paciente el deseo de mi recordado. Fue en ese preciso instante cuando la desilusión obvia reapareció, tan fuerte como siempre, y me dije a mi misma: "Él no va a hacer la excepción a la tan rigurosa regla"
Esta respuesta satisfizo momentáneamente mi sed de solución, pero en secreto sabía que no iba a evacuarlo tan fácil, y seguí escarbando en mi mente, tal como suelo hacer cuando viajo, y encontré un escape: -Ahí estaba, resplandecía cual supernova, presentándose de forma incoherente delante de mis ojos, con alma de impureza y desatino, diciéndome que no me negara. Sentí como se me erizó el corazón, y excitó lo desconocido en mí, de nuevo. 
Para esa hora ya no quería sentir más nada, y me dejé llevar por el encanto, no duró mucho pero me di cuenta que yo eso buscaba, y repentinamente se alejó con eterno oscŭlum, y volvió a mi la extraña ira que no sentía hacía mucho, que no me podía reconocer a mi misma, llanto y escalofríos que iban y venían, allí estaba ella tan amada, la tristeza.
Sin más que explicar, querido lector, Usted ahora dígame, ¿Qué hace usted cuando está deprimido?, por mi parte, espero haber respondido mis preguntas iniciales, y para responderla educadamente digo: -Yo, escribo, me enfado, me pongo a duda, entro en la rutina única que me deja una muerte. Ahora bien, ¿qué tenemos acá? existencia, nada más que eso, momentáneamente.