miércoles, 8 de mayo de 2013

La petit mort (IV)

Y si de muerte se trataba aquello
es por eso que no hay palabras,
ni rima,
ni siquiera la más bella de mis sonatas,
que captaran, que hablaran
o callaran.
Aunque sea por un segundo
ese mundo, de ese nudo
que se escapa
no solo de mis entrañas,
de mi cuerpo mudo
cegado por el temblor
de mi mente en estupor.
A la mente que no le importa
ni el color, ni el sabor
ni siquiera el ni de la vasta negación
de la que me lleno, para vaciarme
en manos de la liberación;
que no exista palabra
ni explicación, ni rima apropiada
para describir y volver a sentir
orgásmica sensación.